Para los acuciosos analistas de la vida política y para los lectores cotidianos del acontecer diario de nuestra nación, no les pasa desapercibido el intercambio de ideas, posiciones no afines y hasta señalamientos críticos entre el titular del Poder Ejecutivo Federal y el Presidente del INE; no se debe considerar un debate, porqué estos, inician con el consentimiento de las partes y en igualdad de circunstancias, y este desencuentro inició de forma unilateral y desde el salón tesorería del Palacio Nacional. -por cierto, este lugar se ha convertido en una caja de resonancia nacional… –

El INE tiene entre sus antecedentes; que en 1917 la Constitución Política dio vida a: la Junta Empadronadora, las Juntas Computadoras Locales y los Colegios Electorales como los organismos responsables de organizar y calificar los procesos para elegir al Presidente de México y a los integrantes del Congreso de la Unión. Después de un largo devenir de la política nacional durante los gobiernos posrevolucionarios, se fueron creando diversos partidos políticos de diferentes ideologías; unos que aún perviven y otros que hoy solo son parte de la historia, así como también algunos se fusionaron o separaron y dieron vigencia a otros institutos políticos. Así llegamos a 1990 donde se da un gran paso político-electoral, y por fin se crea un organismo autónomo -separado de la influencia omnímoda del Presidente– que condujera los procesos electorales de forma imparcial e iniciaba la consolidación de un arbitro que poco a poco fue adquiriendo la confianza de los mexicanos y se fue prestigiando en el plano internacional, me refiero al INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL; en el 2014 se dio otro avance y fue creado el INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL en esta reforma constitucional que fue publicada el 10 de febrero de 2014, su principal característica es que se le doto de autoridad nacional: con el objetivo de homologar los procedimientos por medio de los cuales se organizan los procesos electorales federales y locales, y así poder otorgar, aun mayor certidumbre a nuestra democracia.

Así podemos abordar los cuestionamientos que está realizando el Presidente de la Republica al INE y al maestro Lorenzo Córdova Vianello: que si los sueldos de quienes allí trabajan son suntuosos; que tienen altos gastos de representación; que los recursos de los dos fideicomisos que tiene el Instituto, deben de ser utilizados en el proceso de revocación de mandato -contraviniendo los objetivos laborales y de mantenimiento para el cual fueron creados-; que las sanciones aplicadas a dos excandidatos a gobernadores en el proceso 2021 fueron excesivas, entre ellos a Félix Salgado Macedonio; incluso que permitieron un fraude electoral en el 2006; etc.

No hay que olvidar que, en los procesos electorales; primero en el del año 2000 el IFE o el INE levantaron la mano de Vicente Fox Quezada, en el de 2012 a Enrique Peña Nieto y en el de 2018 al actual mandatario de la nación, los tres de diferentes partidos políticos o coaliciones. Mención aparte merece recordar que a este Instituto le han sido otorgadas facultades que han saturado su actuar.

Resulta que le fueron negados en el PEF 2022, los 3,800 millones que se requieren para llevar a cabo el proceso de Revocación de Mandato, aún y cuando se deben instalar mínimo todas las casillas básicas, como en una elección federal, en fin, que esta diatriba alrededor del INE nos lleva a un debilitamiento no de los personajes centrales, sino del INE mismo. Lo alcanzado por esta Institución, fue construido con la participación de todos los mexicanos, hoy está en entredicho, ¿nos sirve a los mexicanos desandar lo avanzado por el INE?, ¿a quién beneficiaria un arbitro debilitado, desprestigiado o a modo de algún poder? Los mexicanos de varias generaciones se esforzaron y armaron el andamiaje político-electoral hasta llegar al INE, los partidos políticos hoy tienen un árbitro imparcial y reconocido en el exterior. Concluyo con otra pregunta ¿no será mejor seguir consolidando y fortaleciendo al INE, en vez de demeritarlo?

Frase para reflexionar

“Hoy es el día de mañana, que tanto te preocupaba ayer”

Dale Carnegie, escritor norteamericano (1888-1955)

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