En playas, cárceles y la frontera: así se vive el Vía Crucis en México durante la Semana Santa

La celebración del Vía Crucis durante el Viernes Santo es una de las tradiciones más importantes de la Semana Santa. A través de ella, los fieles conmemoran los últimos momentos de la vida de Jesús, desde su condena hasta su crucifixión y sepultura.

En México, miles de comunidades organizan procesiones que reflejan su profunda devoción, acompañando simbólicamente a Jesús en su calvario. Algunas de estas representaciones adoptan enfoques temáticos que conectan con realidades sociales actuales.

A continuación, un recorrido por algunos de los Vía Crucis más representativos en contextos poco comunes.

Vía Crucis migrante: fe en el camino
La presencia de migrantes que atraviesan México en su camino hacia Estados Unidos es una realidad urgente, y la Iglesia Católica los acompaña a través de sus albergues y diversas formas de asistencia.

Es común que, durante la Semana Santa, se realicen Vía Crucis en estos espacios, especialmente en las fronteras norte y sur. Uno de los más representativos es el Vía Crucis Migrante, celebrado a orillas del río Suchiate —frontera entre Guatemala y México—, que este 2025 llega a su 19ª edición.

Según la Casa del Migrante Sin Fronteras, ubicada en Tecún Umán, se realiza el mismo recorrido por el que pasan los migrantes para llegar a México, el cual representa el trayecto de los migrantes en su ruta, y busca “sensibilizar a autoridades y población en general de las violaciones a los derechos humanos de las personas en movilidad”.

En el norte, entre México y Estados Unidos, también se realizan estas representaciones. El Jueves Santo, representantes de albergues invitan al Parque de la Amistad, a escasos metros del muro fronterizo, al “Lavatorio de Pies” para lavarle los pies a los migrantes, significado de “hospitalidad y de amistad” hacia los viajeros.

Vía Crusis migrante en Guatemala. Crédito: Casa del Migrante Sin Fronteras, Tecún Umán

Frente al mar: el mensaje en medio del descanso
Muchas personas aprovechan la Semana Santa para visitar las playas, pero eso no impide que participen en las celebraciones religiosas. Diversas diócesis costeras han impulsado iniciativas de evangelización a través del Vía Crucis, como el que se lleva a cabo en la popular ciudad de Cancún, en el estado de Quintana Roo.

Las organizadoras de este viacrucis señalaron que buscan acercar a todos los “despistados” que pasaron por alto la importancia de la fecha para recordarles la Pasión de Cristo y así llevarles esperanza.

Vía Crusis en Playa Delfín. Crédito: Evangelización Creativa

Cárceles: redención y fe tras las rejas
Cada año, los centros penitenciarios también se convierten en escenarios donde se representa la Pasión de Cristo. En la Ciudad de México, esta tradición inició hace 22 años en la Penitenciaría local y, desde entonces, se ha extendido a varios reclusorios del país.

De acuerdo con datos del Gobierno de la Ciudad de México, más del 80% de las personas privadas de la libertad “manifiesta profesar la religión católica y vive con fe dichos eventos.”

La preparación para estas representaciones comienza con más de tres meses de anticipación. Las personas privadas de la libertad se encargan de confeccionar los vestuarios y escenografías como parte del proceso.

Vía Crusis en el reclusorio preventivo varonil norte de la Ciudad de México. Crédito: Secretaría de Seguridad Ciudadana

Iztapalapa: el Vía Crucis más grande de México
Considerado el Vía Crucis más grande de México y uno de los más importantes del mundo. Desde 1843, la alcaldía de Iztapalapa realiza esta representación de la Pasión de Cristo, que en 2024 atrajo a más de 2 millones de asistentes

El recorrido culmina en el Cerro de la Estrella, donde se escenifica la crucifixión. Por su importancia, esta tradición ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de México, y se espera que pronto reciba el reconocimiento como patrimonio mundial por parte de la UNESCO.

Vía Crusis de Iztapalapa en la Ciudad de México. Crédito: INAH

Fuente: Aciprensa

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