Este 20 de junio se cumplen dos años del asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campo Morales y Joaquín César Mora Salazar en Cerocahui, Chihuahua.
Las autoridades del estado denunciaron que José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, fue el responsable; aseguran que ingresó a la parroquia del municipio tras perseguir al guía de turistas de la Sierra Tarahumara, Pedro Palma, quien buscó refugiarse en la iglesia. Los sacerdotes trataron de protegerlo, pero “El Chueco” también disparó en su contra.
Los habitantes de Cerocahui ahora conviven con la presencia de elementos del Ejército mexicano y la Guardia Nacional. El municipio se dice tranquilo; sin embargo, otras comunidades cercanas aún enfrentan la delincuencia organizada, según dicen los pobladores de la Sierra Tarahumara.
El crimen motivó a los líderes católicos a reflexionar sobre la realidad que enfrenta gran parte del país, el papel que debe tener la Iglesia católica y su aportación a la paz.
En un comunicado, la Conferencia del Episcopado Mexicano indicó que tras el asesinato de los sacerdotes jesuitas impulsaron los Diálogos por la Paz, en donde se buscó construir puentes con el gobierno para buscar estrategias para recuperar la tranquilidad en las regiones sometidas por la delincuencia.
También surgieron los Proyectos Locales de Paz, en donde son los propios ciudadanos quienes realizan acciones en sus comunidades para construir condiciones de paz.
El 23 de marzo 2023, el presidente Andrés Manuel López Obrador, informó del que supuestamente “El Chueco” habría sido asesinado en Choix, Sinaloa.
Fuente: Latinus