Por Rafael Navarro Barrón

Maru Campos es una mujer afable. No hay duda que está hecha para la política. Se ha ido amoldando para lidiar con necios y fanáticos; con los miserables enfermos, fanatizados por el poder que les otorga su mesías y su poderoso partido… las circunstancias – desde la persecución del ojete de Javier Corral-, la ha convertido en una audaz esgrimista que, tristemente, se la juega sola.

Esa es la realidad de la gobernadora. Imposible ocultar el crudo momento que vive la maestra Campos. Diría el finado cantante michoacano, el príncipe de Juárez, Juanga “lo que se ve no se pregunta”: la valentía política de la gobernadora es innegable, pero se la juega sola contra el monstro federal.
Es destacable el contraste: una mujer valiente y un equipo de cobardes y silenciosos ‘machos’ incrustados en su equipo de trabajo. Que ganan muy bien, que se la pasan muy bien. En el equipo se advierte demasiada finura y conchudez. Hasta el grandote ingeniero que le apodan el Capitán Centinela, ataviado con su traje de policía, enmudece mientras la lengua venenosa del súper delegado se levanta contra la figura de la gobernante.

Allí es donde deben de ejercer su virilidad política para expresar con energía su desacuerdo por la vileza de Loera que es más que conocido que no acude a resolver problemas, sino a enfrentarse a los opositores como si estuviera en una ‘mañanera’.
Son esos momentos en los que su gabinete debe de parar en seco al súper delegado, decirle: “No, cabrón, la gobernadora no está sola. Nosotros no estamos de adornos. Bájale tres rayitas a tu discurso y entiende que venimos a resolver problemas, no a debatir mamadas…”
Pero no, la respuesta es el silencio. Las manos sudan y las gotas cristalinas bajan más allá de la entrepierna porque prefieren la comodidad a la crítica. Prefieren abandonar a la gobernadora en lugar de enfrentar a sus detractores.
Pasan las horas y el silencio permanece. Solo se escucha el diálogo de los morenistas intentando denostar la imagen de la gobernadora.
En esos diálogos de la mesa de seguridad, la reacción de Maru es tajante. El súper tiene que callar porque, hasta él mismo, reconoce que es solo delegado de Bienestar. Por razones que no me atrevo a repetir en este espacio, un día le quitaron ese poder omnímodo que tuvo al principio de su gestión coordinando a todos los delegados.

 

Ahora, en las agencias del gobierno abundan los militares, todos peinaditos como el general Crescencio Sandoval; el gel Ego sobra en los tarros de los militares. Todos soñando que un día, como el generalazo, podrán mandar a las europas a su familia… y por qué no, hasta a la novia, para que conozca la Torre Eiffel.
Loera la cagó en la Aduana donde el billete llegaba por toneladas; la cagó en el Instituto Nacional de Migración, donde metió a media familia y dio un empleo extra a la ‘mafia de la Uacj’; parecía pajarito, donde pisaba allí mismo defecaba. Ahora, su bastión es Bienestar, pero con el inconveniente de estar distanciado de la Secretaria, de Ariadna Montiel que no quiere saber de Juan Carlos nadita.
Regresando al endeble gabinete de peludos y mudos. Ese grupo que acompaña a Maru debería (recurro al pospretérito) ser el escudo natural de la gobernadora. Saltar en los momentos álgidos, haciendo honor lema que distingue a los chihuahuenses. Ser “valientes y leales”. Pero no, parece que el equipo varonil de Maru Campos sufrió una desafortunada castración.

Caminan como espinados, temerosos de las huestes morenistas; tiemblan con la idea de estar un día en la boca del que ‘no roba, no miente y no traiciona’; o en las garras de los morenistas del Estado de Chihuahua que controlan mediáticamente el Congreso del Estado, que son una copia al carbón de quien mueve sus hilos desde palacio nacional.
Temen a los memes, a las caricaturas causticas, a los podcast de cuanto pendejete quiere fama y fortuna y agarran de su tontito a un político mal parado o que tienen la creencia de ser progresistas y defender a Morena, como si fuera el Corán de los radicales musulmanes.
Un mal ejemplo para resaltar es la perversa retórica misógina que priva en nuestro país, donde las damas de la política y el periodismo están siendo blanco de ataques severos, perversos orquestado por esa nueva casta política que encuadra muy bien en aquella definición que dio la ‘Doña’ María Félix, al referirse al escritor Carlos Fuentes… “ese hombre, bueno, qué digo hombre… ¿cómo lo describiré?, ¿cómo le puedo llamar? …es un maricón. ¡No!, es un mujerujo”.
En esa lista, que es el centro de ataques de los mujerujos vestidos de guinda, aparece Xóchitl Gálvez, Lily Tellez, Alejandra del Moral, Denis Maerker, Carmen Aristegi, Denise Dresser, la ministra Norma Piña y, por su puesto, Maru Campos Galván.
El asunto es que en este entuerto, no se puede estar en desacuerdo con la política federal y con quien la preside, que ha emitido una especie de bula papal que le da el nivel de ‘infalible’, como el inquilino del Vaticano.
El tal López Obrador ya agarró de su carrito a Maru Campos. Desde la mañanera, la boca suelta y viperina del presidente, aprovecha los micrófonos y las cámaras para desquitarse de los gobernadores que le sacan la lengua a sus súper delegados.

No es coincidencia que un día después de la exigencia de Maru Campos de poner un hasta aquí a la llegada masiva de migrantes, el presidente atacara desde palacio a la gobernadora de Chihuahua.
Intuyo los pucheros de Juan Carlos Loera, a quien el presidente ya no le toma las llamadas, pero que tiene línea directa con los subalternos del mandamás de palacio.

“Díganle al presidente que Maru Campos me sacó la lengua y me dijo que yo era un inútil que no servía para nada: y díganle que le echó la culpa al gobierno federal de estar generando la llegada de migrantes…snif snif”.
Juicioso y en muchas ocasiones imprudente, el presidente preparó la lengua y la saliva. Salió molesto a dialogar con los periodistas, a hacer esas interminables piezas de oratoria para alimentar espiritualmente a sus huestes.
Y otra vez, jugó a maltratar a sus adversarios. Maru, es una de sus favoritas.
Cuantas veces le ha dado la gana, el experto en la denostación, el que ‘no roba, no miente y no traiciona’, ha expresado críticas al gobierno de Maru.
La gobernadora es la que un día dijo “aquí le vamos a partir el hocico (al partido) Morena”; López Obrador es el que un día acusó a una de las mujeres que protestaban por la muerte de 40 migrantes de ser enviada de Maru…
Y siguiendo el ‘mujerujo’ patrón, el modelo que derrumba la hombría política, tan necesaria entre los servidores públicos y en la vida misma, aquí en la entidad se aplica a modo. Basta observar a las huestes morenistas. Allí están, todos cortados con la misma tijerita.
Las sospechas son lacerantes: desde Chiapas, entidad mexicana limítrofe con Guatemala, miles de migrantes tienen luz verde para recorrer el territorio mexicano con permiso oficial de la 4T, pero en especial, tienen la indicación de viajar hacia el norte, a nuestra tierra chihuahuense.
Ferromex trae entre sus cargas y vagones vacíos a mil 500 migrantes diariamente, que no pueden ser bajados de la ‘bestia’ porque traen permiso de libre tránsito.
No hay sospecha de que los más de 35 mil refugiados de centro y Sudamérica llegaron a esta frontera juarense para ‘quebrar’ la estructura de un gobierno que ha sido diezmado por la disminución – a capricho- de las participaciones federales; además de la monstruosa deuda generada por la sucia ambición del inquilino de San Guillermo, César Duarte y agravada por el huevón, por el ex panista Javier Corral Jurado y su desastrosa administración.

Resulta que los nacionalistas y humanistas del gobierno federal, no tienen inconveniente en que los migrantes duerman en las catacumbas y ruinas juarenses; que pasen días sin comer y sin atención médica, no obstante que muchos llegan enfermos.
Creen que la catedral de los migrantes, el Leona Vicario, un albergue, aparentemente modelo, no solo en el país, sino en el mundo…en el universo, es la solución al problema migrante. Mientras los hermanos que nos visitan de otros países se la juegan entre los malandros impunes que se creen dueños de la ciudad; tienen que enfrentar la mano corrupta de los policías municipales que también son malandros; se la parten evitando a los agentes de la migra mexicana que también son malandros y pendejos; corren de los perturbados militares, que no son malandros, sino súper malandros.
De allí procede el malestar de la gobernadora Maru Campos. Sin que ella lo comente, se puede advertir que vive días de soledad, de molestia. Observar que ni los legisladores de su partido, ni los distinguidos miembros de su gabinete que se creen tocados por Dios, están a la par con la respuesta a la oleada de ofensas y críticas a su gobierno y a su persona que provienen, casi todos, del gobierno federal y del partido Morena.
Su gabinete masculino y el staff que la acompaña, parece ser una réplica de las cortes medievales. Junto a ella, el mayordomo, el chambelán, el canciller, el maestro de Capilla, el condestable, el escanciador, el senescal, el bufón y el catador. Todos mudos y temerosos.
Es por eso que el súper delegado de Bienestar, Juan Carlos Loera de la Rosa, tiene el paso libre a cuanto improperio y ocurrencia le pase por la cabeza.

Así fue en la última reunión del gabinete de seguridad para la construcción de la paz, celebrada en Ciudad Juárez. Antecedió al evento una serie de críticas por la ausencia de la gobernadora del escenario público y político.
Maru Campos, reapareció con la novedad de que había decidido hacer público su romance con el empresario chihuahuenses Víctor Manuel Cruz Russek, un especialista en la rama de venta de vehículos.
El noviazgo atrajo la atención morenista que, puntualmente, sacaron a luz los antecedentes de proveedor del gobierno del Estado, del empresario Cruz Russek. Este hombre viudo que atrajo la atención de la gobernadora, está siendo investigado por periodistas y activistas de Morena… algo le encontrarán.
Curioso el caso, porque a la par, Juan Carlos Loera de la Rosa, el súper delegado de Bienestar en el Estado de Chihuahua está a punto de contraer nupcias con una mujer juarense de muy buenas raíces familiares.
El acto protocolario no se realizará en las oficinas del pueblito mexicano, ni en ninguna de las oficialías del Registro Civil; ni en un salón privado de Ciudad Juárez. El nacionalista Loera de la Rosa, en su condición de ciudadano americano, llevará a su futura esposa a las cortes de Estados Unidos.
Y en ese acto, no hay críticas, ni memes, ni salpullido. Los esponsales en el país que odian los morenistas, tiene validez moral. Total, se trata del ex chiple del presidente de la república, por eso hay que levantar las copas y decir a voz en cuello: “¡Brindo por los novios, en nombre de la 4T!”.

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