Siria no tiene condiciones aptas para el regreso seguro de refugiados: Human Rights Watch

Después de la caída del gobierno de Bashar Al Assad, Turquía y Líbano deportaron a miles de personas al país árabe y en Europa se detuvo el procesamiento de solicitudes de asilo sirias

Las condiciones de vida en Siria “no son aptas para el regreso seguro y digno de refugiados”, pese a que lugares de acogida como Turquía y Líbano “deportaron sumariamente a miles de ellos” al país árabe tras la caída del régimen del presidente sirio, Bashar Al Assad, denunció este jueves Human Rights Watch (HRW) en su informe anual.

La organización lamenta que la narrativa sobre el retorno de los refugiados sirios se ha intensificado en países de acogida y en (países) europeos, muchos de los cuales detuvieron el procesamiento de solicitudes de asilo sirias después del 8 de diciembre, cuando cayó el gobierno de Al Assad.

En este sentido, HRW señaló que el ambiente social en Turquía, marcado por el sentimiento antirefugiados, propició que el país presionara y llegara a deportar a miles de personas al norte de Siria, donde las condiciones humanitarias son criticas.

Turquía y el Líbano acogen 4.8 millones de refugiados de los 12.3 millones de personas que se vieron obligadas a abandonar el país desde el inicio del conflicto en 2011, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA).

Por su parte, las autoridades iraquíes en Bagdad y Erbil también devolvieron a ciudadanos sirios, en este caso, de vuelta a Damasco y a regiones del noreste del país bajo el control de las fuerzas lideradas por los kurdos.

Las deportaciones que todos ellos efectuaron se produjeron durante el 2024, periodo en el cual “más del 90% de los sirios vivían por debajo del umbral de pobreza”, según destaca el informe.

Según el documento, cerca de 12.9 millones de personas —más de la mitad de la población— “tenían dificultades para acceder a alimentos de calidad suficiente”, y al menos 16.7 millones de sirios requerían ayuda humanitaria.

Estas cifras en parte se deben a que antes del colapso de la dictadura, en diciembre, el gobierno sirio continuó “imponiendo severas restricciones a la entrega de ayuda humanitaria” tanto en las áreas bajo su control como en otras partes del país, y “desvió esta ayuda con el fin de castigar a las áreas que estuvieron en manos de la oposición”.

El informe también señala que gobierno de Al Assad, antes de su colapso, no puso fin a los abusos ni garantizó la rendición de cuentas a pesar de la orden de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de impedir la tortura patrocinada por el Estado.

En este sentido, el informe aseguró que algunos “esfuerzos de rendición de cuentas continuaron fuera de Siria”, con condenas por crímenes de guerra y de lesa humanidad en tribunales europeos; precisamente se creó un nuevo organismo de las Naciones Unidas “encargado de investigar el paradero de más de 100 mil personas desaparecidas en Siria”.

Fuente: Latinus

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