Los fiscales federales en el juicio por posesión de arma de fuego contra Hunter Biden han dedicado horas a mostrar pruebas ante el jurado sobre el problema con las drogas del acusado, buscando revelar, a través de sus propias palabras y escritura, la profundidad de su adicción para demostrar que seguía siendo un adicto cuando, afirman, mintió en un formulario para adquirir un arma de fuego.
La primera dama, Jill Biden, acudió al tribunal por tercer día para apoyar a su hijo, antes de viajar a Francia para reunirse con el presidente Joe Biden.
Se espera que la presentación de testimonios continúe el miércoles. Asimismo, se espera que Kathleen Buhle, exesposa de Hunter Biden, sea uno de los testigos. Estuvo casada con el hijo del presidente por cerca de 20 años. Tienen tres hijos y se divorciaron en 2006, cuando la infidelidad y el abuso de drogas de él fueron demasiado, según sus memorias, “If We Break” (Si rompemos), acerca de la disolución de su matrimonio.
Buhle es uno de los varios familiares y amigos de Biden que se espera que testifiquen en un juicio que ha destapado detalles de los errores y el uso de drogas de Hunter Biden, en un momento en que la elección presidencial de 2024 está cada vez más próxima, y a los aliados les preocupa el costo que tendrá para el presidente, quien está profundamente preocupado por la salud y la sobriedad de su único hijo vivo.
Los fiscales afirman que el testimonio es necesario para mostrar el estado mental de Hunter Biden cuando adquirió el arma.
Hunter Biden está acusado de tres delitos graves derivados de la compra de un arma de fuego en octubre de 2018: mentir a un vendedor de armas con licencia federal, hacer una falsa declaración en la solicitud al decir que no usaba drogas y conservar ilegalmente el arma durante 11 días.
Fuente: Latinus