Ciudad Juárez.– “Me tiraron al suelo, me pusieron el arma en la cabeza y cortaron cartucho”, recordó César Ortigosa, voluntario del colectivo binacional Armadillos Ni Un Migrante Menos, quien estuvo a punto de ser asesinado junto a tres compañeros durante una búsqueda de personas desaparecidas en Puerto Peñasco, Sonora. Su testimonio revive tras conocerse un caso reciente en Jalisco, donde buscadoras fueron interceptadas por un comando armado tras localizar más de 100 cuerpos.
César Ortigosa relató que en aquella ocasión, al llegar al punto de búsqueda, en menos de una hora ya habían localizado alrededor de ocho cuerpos. “La compañera que venía con nosotros hizo el reporte a la Fiscalía, pero nunca llegaron mientras estuvimos ahí”, contó.
Mientras continuaban con la excavación, un elemento de la Policía Municipal se presentó en el lugar y comenzó a interrogarlos: “Nos preguntó qué estábamos haciendo ahí, de qué grupo veníamos y si traíamos armas. Le dijimos que éramos un grupo de búsqueda y rescate, que estábamos buscando gente desaparecida”. El agente argumentó que debía retirarse porque su compañero se había quedado atorado en la arena.
Sin embargo, minutos después, llegaron dos camionetas negras. “Cuando abrieron las puertas, vimos que los hombres se colocaron pasamontañas y luego sacaron armas largas de las cajuelas. Nos comenzaron a cuestionar que qué hacíamos ahí, que quién nos había mandado, que cuánto nos habían pagado”, relató Ortigosa.
Los cuatro integrantes del grupo fueron intimidados, despojados de sus teléfonos y carteras, y obligados a tirarse al suelo. “Uno de ellos me dice que me tire al suelo, que me ponga las manos en la cabeza… Me apuntó en la cabeza y cortó cartucho. Nos seguía preguntando qué estábamos haciendo ahí”.
En medio del miedo e incertidumbre, sonó un teléfono. Ortigosa recuerda que no alcanzó a ver quién contestó, solo escuchó que alguien dijo: “Está bien”. Luego vino la advertencia: “Nos vamos a ir, pero si regresamos y siguen aquí, los vamos a matar”.
Antes de retirarse, les ordenaron no levantar la cabeza. “Aun así, alcancé a ver que se estaban yendo, pero seguían apuntando mientras se subían a las camionetas”, agregó. Después de que el comando se fue, el grupo se dirigió a un punto cercano donde vieron que habían arrojado algo. “Era una mochila con todas nuestras pertenencias, no se llevaron nada”, detalló.
Al día siguiente, las noticias informaron que en ese mismo lugar se habían localizado entre 108 y 110 cuerpos. “Fue algo muy difícil para nosotros, pero al menos se encontraron los cuerpos. Esperamos que les hayan dado seguimiento para que regresen con sus familias”.
Motivado por la experiencia migrante
César Ortigosa explicó que su experiencia personal como migrante lo llevó a fundar Armadillos Ni Un Migrante Menos, junto a su hermano, en 2015. “Comenzamos con las búsquedas de hermanas y hermanos migrantes a lo largo de la frontera”, comentó.
Desde entonces, el colectivo ha trabajado en coordinación con otros grupos de búsqueda, ampliando su labor a una dimensión binacional. “Aquí seguimos echándole muchas ganas, ahora también con nuestros hermanos de Ciudad Juárez”, dijo al participar en una jornada reciente de rastreo en el Arroyo del Navajo, en esta frontera.
Por Eva Ramírez para Fuente Informativa